Hoy visitamos el taller y galería del ceramista Lluís Castaldo. Gracias a un buen amigo hemos podido conocer y compartir la mañana con Castaldo y su mujer. Me hubiera gustado volver 30 años atrás para conocerle como profesor y con el taller en marcha. El estudio es hermoso, la luz entra a través de ventanas que juegan con los rincones del taller. Castaldo nos muestra su taller y nos explica cada rincón. Nos sentimos afortunados de ver sus obras, además de compartir con él piezas de Artigas y Cumellas.
“El recipiente, esta lleno de poesía, de plástica,
en definitiva de creación.”
Castaldo fabricaba su propia arcilla. Como si fuera porcelana, su color de fondo es casi translucido y tiene el sonido de una cocción de alta temperatura. Trabajaba con horneadas de leña y algunas veces lo complementaba con el horno de gas para hacer los bizcochos. Los colores son característicos de cocciones a leña que juegan con la reducción y oxidación de los esmaltes. Os recomendamos que lean el libro de Castaldo, de la pintura a la cerámica. Hemos sacado un pequeño extracto de la entrevista que le hace Carmen González Borràs en 2009:
Carmen: Hay una constante de capital importancia en tu obra que es la frontalidad de las piezas. En eso te distingues del resto de los artistas. Yo creo que viene de tu obsesión con la pintura y que ésto lo trasladas a tus objetos. ¿Lo ves así?
Castaldo: A veces le resulta a uno muy difícil analizar el porqué de ciertas actitudes o rasgos en su obra o comportamiento, y creo que no hay que entrar en el espacio del psicoanálisis pues las cosas siempre resultan mucho más claras y simples de lo que uno puede imaginar. No existe duda alguna que casi desde el principio mi obra cerámica viene inmersa e influída poderosamente por este enfoque de “frontalidad” que proviene de la pintura.
Desde 1967, ha sido una constante irrenunciable e inherente en mis jarros, cosa que no ocurría en la obra de Artigas o de Cumella que se quedaba siempre en la forma y en su superficie. Cierto es que tampoco les hacía falta ir más allá. Cada uno desde su sinceridad es como es. En ciertos momentos estuve más inducido por la verticalidad, en otros daba prioridad al volumen, dando el cambio muy lentamente, pero sin alejarme nunca del apego reverencial de admiración hacia la “vasija”, el “recipiente” pues desde el respeto que me proporcionaba, sólo incorporaba una simple mancha de distinto tono y leve textura, hasta que en 1984, introduje mis primeras “incisiones” en la vasija. Poco tiempo después, di el gran salto: entrar o salir de las entrañas de su interior hacia el exterior, logrando con ello ese profundo y misterioso negro, que complementa mi obra plástica y que ningún óxido puede igualar en misterio y belleza, dando sentido y dotando de una función a todo el recipiente. Ya ves que nada es gratuito o caprichoso, sino que, como encabezaba en el enunciado de mi exposición en el Museu de Ceràmica de Barcelona, “el recipiente, esta lleno de poesía, de plástica, en definitiva de creación”. Como decía San Agustín: “Aunque la vasija se desquebraje no se esparce su contenido”.
lluís castaldo (soller 1936)
Estudió en las Escuela de Artes y Oficios de Palma para después seguir su formación académica en Barcelona y Roma. En sus inicios se centró en la pintura, pero poco después descubrió el arte de modelar la cerámica, un aspecto que lo elevó a lo más alto de su carrera artística. Autor de numerosas obras de cerámica al torno, Castaldo es autor de varios murales de gran formato como el que preside el Parc de la Mar, o en construcciones como el casal de Can Ferragut de Palma, edificio de Gesa, el hospital Joan March o el monumento a los Donantes de Sangre de Sóller, entre muchos otros, que fueron creados desde su taller de cerámica que tiene en Sóller.
Castaldo fue amigo personal y discípulo de Joan Miró. Hasta el punto que fue uno de los miembros que crearon la Fundación Joan Miró de Palma de la que formó parte en sus primeros años tras su constitución.